Gaspar Lucilo Benavento
Nace en Victoria, Entre Ríos, el 6 de enero del año 1902. Dedica su vida al magisterio, profesión que ejerce en distintas provincias, a través de la cual alcanza altos cargos jerárquicos en la carrera docente.
La tierra en la que crece Gaspar conmueve pronto su espíritu, y el paisaje y su gente son proyectados con hondo lirismo:
Barón, el viejo solitario, viene
con sus embrujamientos en las barbas;
algo descubre en mis pupilas y algo
en este andar sonámbulo de infancia.
-Barón, el verso es mío, ya lo tengo
como la herida de una puñalada.
. . . Pero Barón no escucha sino el paso
de una muerte con nudo y sin almohadas,
y apenas si me ve.
-Muchacho, es tarde
para andar solo.
Me amonesta y pasa,
pasa sin comprender que como él sufro
embrujamiento de clavel y llamas.
-Lo miro que se aleja tembloroso
con su destino de suicida a espaldas.
Es tarde, sí. La sombra no me asusta.
Soy un tallo de luz desde las plantas;
Llevo un signo de Dios sobre la frente.
Hago un camino de celeste gracia.

"Revelación" ("La de las siete colinas", 1947) |
La identificación del poeta con la naturaleza es desgarrante y plena. Y entre las flores, los árboles y los pájaros, están los personajes quienes, como señala Joaquín Gómez Bas en el prólogo, aparecen "Cada cual con su nombre propio, presente en el recuerdo que les permitiría esquivar el olvido [. . .] Todos altivos en su poesía. Firmes y nobles. Con la misma entereza y nitidez del verso que los evoca". |
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Me voy al cerro de La Primavera donde cuatro arbolitos se desgajan de tanto sol en sus dolidas copas, de tanto aroma en sus floridas ramas.
Se me llenan de cielo las pupilas
Por el cuello entreabierto de la blusa |
Estas estrofas pertenecen a "Evocación", poema en el que sigue vibrando su ardiente amor al terruño ("- ¡Oh, las siete colinas de mi patria! -"): |
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Aquí fue mi niñez. Aquí la risa. Hizo mover su crótalo y su flauta. Aquí las perlas del sudor y el llanto. Aquí mis versos y mis serenatas. Aquí la novia de mis vacaciones. Aquí el hijo mayor, como una lámpara. |
Y concluye: |
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Como para olvidarte, Ciudad mía, como para morir sin que te hablara! Tan tuyo soy que adonde voy te llevo y en mi pecho palpitas y te abrasas, y en mis ojos te miras y te mojas y en mi emoción te inspiras y te exaltas. ¡Como que te he robado para siempre la canción de tus últimas calandrias! |
En "Entre Ríos. Tierra de Horneros" (1950) también aparecen personas y paisaje, éste ampliado ahora al ámbito provincial, pero hay nuevas formas y el estilo ha variado, la descripción es menos ornamental, la expresión más serena y profunda. La provincia misma, parajes diferentes, su pueblo constructor ("los horneros": labriegos, arrieros, pastores; hombres y mujeres, criollos y gringos), cosechas, "La exaltación del pan", las estaciones, son temas de la lúcida inspiración del poeta victoriense. Hay una serie de poemas que aluden a diferentes pájaros de la zona. En "Idilio", dedicado a Juan L. Ortiz, dice: "No en vano hacemos un camino. / Por él se vienen y se van / las alegrías que da el vino / y los alientos que da el pan. /Vendimiadora y campesino / tienen que amarse. / ¡Y se amarán!" |
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ESTELA I
De sol a sol yo me sembré en la vida,
Cultivando mi esfuerzo en su cariño
una canción de pájaros al alba
. . . Y al terminar el día con la tarde
El caminito de sus brazos vale
Más que el sudor del que cuidó del árbol
¿Y esa belleza, corazón amigo,
¿Y el decir al final de cada tarde |
También en 1950 publica "Jujuy, rosada de airampos", y en 1957, "La patria está en el canto", sobre el cual opinó, entre otros notables de la literatura argentina, Arturo Capdevila: "Magnífico, para comenzar, el primer canto, donde todo lo que dice de la bandera es nuevo y vivo. Pero no hablemos solamente de la forma. Es el fondo, además, lo que debe ser encomiado. Ese soplo de optimismo que corre por sus páginas promoverá mucho bien". Enrique Banch le escribió: ". . . son soberbios sus cantos de los trabajadores del maíz, del trigo y de la tierra, de la paloma blanca. . . Esa es la verdadera poesía en rostro y alma, poesía de limpia belleza, de amores y de fe". Sobrón de Trucco hace hincapié en la depuración temática progresiva desde "La de las siete colinas" hasta "Soledad pensativa". Y agrega: "Lo mismo puede decirse en cuanto a los medios expresivos. La intimidad del poeta abre sus pétalos delicados a través de un lenguaje con giro de conversación, lleno de imágenes sutiles, aéreas a veces, que dejan descubrir una nueva faz en la sensibilidad del autor". Recordamos este bellísimo poema intimista: |
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SABÍA QUE IBA A TI
Sabía que iba a ti, no que te encontraría.
¿Oyó el cielo mi grito? ¿Oyó tu nombre el cielo?
La noche era un camino rumbo hacia todas partes. |
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Gaspar L. Benavento falleció en Buenos Aires en 1963, y sus restos descansan en su ciudad natal en una plazoleta en la costanera, cumpliéndose así el deseo que expresara en su poema "Río" de "La de las siete colinas". |
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Quiero dormir aquí, junto a mi río, al murmullo celeste de sus aguas: en él oiré como cuando era niño la música de amor que me arrullaba.
¡Y para él cantará desde mis huesos |
Bibliografía
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